El acoso grupal es una realidad extendida en diferentes entornos sociales, laborales, escolares y organizacionales. Su contrario son las dinámicas grupales apreciativas en las que cada uno de los individuos que comforman el grupo se siente apoyado y reconocido en su individualidad a la vez que tiene acceso a poder aportar desde sus propios valores y recursos sus aportaciones al conjunto del grupo.
El bienestar depende de cuales son las dinámicas que se imponen en el grupo. Por ello, hay que potenciar la reflexividad en el grupo y los flujos de comunicación que impidan el enquistamiento de patrones nocivos para la salud del individuo y el bienestar grupal.